domingo, 6 de octubre de 2013

Niebla




Título: Niebla
Autor: Miguel De Unamuno
Editorial: Austral
Número de páginas: 274
Fecha de inicio de lectura: 02 de septiembre, 2013
Fecha de término de lectura: 15 de septiembre, 2013
Valoración: Muy bueno


Resumen:
Augusto Pérez, el protagonista de esta historia, es un hombre huérfano de buena situación económica, vive con sus sirvientes Liduvina y Domingo, además de su perro Orfeo, quien es su mayor confidente, pues, es a él quien le cuenta sus mayores deseos, dudas, inquietudes y todo por lo que la cabeza se le pase.
Un día, Augusto sale a pasear sin rumbo alguno, cuando de repente se detiene al frente de un edificio, pues no se había dado cuenta, pero venía siguiendo a una mujer, cuyo nombre averiguo con la portera Margarita, era  Eugenia Domingo del Arco. Una mujer huérfana que vivía con sus tíos y tocaba el piano.
Llegó a su casa y le escribió una carta.  Luego se la dejó con Margarita, esta le dijo que él no era el único interesado en Eugenia, pues habían otros más. Sin embargo, él estaba decidido a luchar por el amor de aquella muchacha. Y así también se lo hizo saber a su amigo Víctor.
Cuando fue nuevamente al edificio en que vivía Eugenia, a doña Ermelinda se le cayó el pájaro con la jaula y este amablemente lo rescató y se lo llevó al apartamento. Pero, por coincidencia o no, doña Ermelinda era la tía de Eugenia. Cuando subió al departamento, ésta le presentó a su marido Fermín –un anarquista- y Augusto le contó las intenciones que tenía con su sobrina, a lo que ella se sentía muy a gusto, por lo que lo invitaron a la casa.
Mientras, Eugenia se junta con su novio Mauricio, ahí hablan de Augusto  y de las intenciones que tenía su tía de que él se casara con ella. Además, ella le reprocha que aún no encuentre trabajo, pues ya está cansada de estar trabajando como profesora de piano.
Días después, Augusto volvió a visitar  el departamento de Ermelinda, pero se encontró solo con Eugenia, por lo que no hubo mejor oportunidad para declararse, no obstante, ella le dice que está enamorada de otro hombre. Justo en ese momento llegaron los tíos y ella se marchó. Augusto le dijo al anarquista y su esposa que  él estaba dispuesto a sacrificarse por su sobrina, pues su felicidad dependía de que ella fuese feliz. Es por eso que se decidió a pagar la deuda de la hipoteca que le había dejado el padre a la muchacha.
Pero, cuando la pianista se enteró de aquello, fue a pedirle explicaciones, pues ella pensaba que él lo había hecho para comprarla y así poseerla, pero Augusto trató de explicarle la situación, sin embargo fracasó. Eugenia se fue indignada.
A la mañana siguiente llegó Rosario –la mujer del planchado-, y Augusto le insinúa lo hermosa que estaba. Desde ahí comienzan un juego seductor.
Luego, Augusto sale a caminar y se encuentra con Avito en la iglesia, y le cuenta su triste historia: el sufrimiento de un padre que debe ver el suicidio de su hijo. Después, se va a jugar una vez más con Víctor, y este se encontraba atormentado, porque ahora iba  a ser padre y no quería, pues después de 12 años de matrimonio se había convencido de que no tendría hijos,  y así era feliz. Más tarde, Víctor le cuenta la historia de un matrimonio sufrido y luego de su nuevo entretenimiento: escribir una novela, mejor dicho una nivola. Ahí le explicó lo que significaba y de que trataba y Augusto se sintió identificado.
Cuando llegó a su casa, lo esperaba Rosario. Luego de coquetearse, le pidió si lo acompañaría a un viaje, a lo que Rosario asintió. Pero, luego de que él la besó, la hecho del cuarto. El miedo y la duda poseían a Augusto, no sabía que sentía hacia Rosario ni hacía Eugenia.
Mientras tanto, Eugenia fue a conversar con Mauricio sobre lo ocurrido. Este le propuso que se casara con Augusto, pero que a la vez estuviera con él. Así su legítimo esposo lo mantendrían (económicamente) a ella y él, y así no tendría que preocuparse de buscar trabajo. Pero, esta actitud molesto mucho a Eugenia, se fue, se encerró en su cuarto y comenzó a llorar.
Ermelinda fue a visitar a Augusto para pedirle disculpas en nombre de su hija, pues ella la había mandado para decirle que aceptaba los papeles de la casa pero sin compromiso alguno. Mas esta actitud hizo enojar al dueño de casa, pues sentía que aquella muchacha estaba jugando con él, y él no estaba para ello. Por lo que Eugenia debió visitarlo para explicarle la situación. Finalmente quedaron de ser solo amigos.
Tras la gran confusión que tenía Augusto sobre las mujeres y el consejo de su amigo Víctor, decidió estudiar la psicología femenina. Por eso, fue a conversar con Antolín Sánchez Paparrigópulos, quien le aconsejó que la mejor forma de estudiar la psicología femenina era casarse.
Rosario fue a visitar a Augusto y este quiso poner en marcha su experimento, la agarró a besos, pero no sirvió. Ella sentía lastima de él, y él creía que ella era solo cuerpo. Después fue a donde Eugenia y le pidió la mano, y para sorpresa de él ella aceptó.
Así empezó una nueva vida para augusto con Eugenia, con preparativos de boda. Un día ella le dice que debían buscarle trabajo a Mauricio para que la dejara de molestar, a lo que su futuro esposo accedió.
Al otro día, Mauricio  fue a visitar a Augusto para darle las gracias, además de contarle que él estaba ahora con Rosario. Este comentario lo puso como loco, loco de celos. Una vez que se fue Mauricio, se quedó pensando si existía o no.
Pero, a solo días del matrimonio recibió una carta de Eugenia en la que señalaba que se marchaba muy lejos con Mauricio. Esto puso muy triste a Augusto, su amigo Víctor trato de subirle el ánimo diciéndole que se “devorase a sí mismo”, lo que él interpretó como suicidarse.
Pero antes de tomar tal decisión fue a Salamanca a consultarle a Miguel Unamuno –autor del libro- de aquella decisión. Pero este le dijo que él no existía, que era solo producto de su imaginación, a lo que Augusto se defiende dudando de la existencia de Miguel. Esto provoca su enojo y le dice que ya no se podrá suicidar porque él ha decidido que ah de morirse. Augusto se marcha molesto con la idea de cobrar venganza: su venganza sería que Miguel también habría de morirse. Cuando llegó a su casa se puso a comer como loco, hasta llegar al punto de no poder más, por lo que decide escribirle una carta a Unamuno diciendo que se ha salido con la suya y que ha muerto.
Luego de que se durmiera, Liduvina y Domingo llamaron a un doctor, pero este ya había muerto. Domingo le mandó la carta a Miguel según las ordenes dada por su patrón. Cuando el autor la recibió se arrepintió de lo que había hecho, se fue a dormir, y soñó con Augusto. Finalmente otro que murió fue Orfeo: murió de pena.

Reflexión:
Es una obra muy interesante y entretenida, comenzando porque transgrede este límite entre la realidad y ficción cuando al final de la historia el autor se incorpora conversando con el protagonista. Lo que permite al lector acercarse más en la historia, pues sí el autor es parte de la historia el lector también. Además de, confundirlo y crear una niebla a su alrededor.
Además es interesante el título de esta obra: Niebla, pues refleja constantemente el sentimiento que tiene el protagonista en la historia. Esta vida llena de confusiones, de dudas, de tristeza, soledad, de humillación, de burla, de inseguridad, donde nada está claro, ni tu propia existencia, todo es una constante niebla. Este problema del existencialismo que se presenta, también es muy llamativo, pues refleja este ser o no ser de Hamlet, y que se puede ver cuando el mismo autor le dice que él no es nada más que un ente de ficción.
Pero, esta constante niebla en que vive Augusto, se empieza a desaparecer con el amor. Cuando conoce a Eugenia, sigue teniendo dudas, pues la niebla nunca desaparece, pero aún así, esta se convierte en una luz, que lo hace ver más allá de donde podía ver antes. Pero cuando recibe su traición, es cuando la niebla se pone más densa y comienzan las dudas a gritar con más fuerza dentro de su cabeza.

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